Exposiciones pasadas: El verano en la galería Santiago Echeberría.


(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
Desde el 13 de Junio hasta el 14 de Septiembre la galería Santiago Echeberría ofrece una exposición dedicada a esta estación del año, titulada “Verano 13”.
Es una exposición fresca que sorprende por la vivacidad de sus colores alegres. También por sus cuadros costumbristas, dedicados todos al periodo estival, salvo alguna excepción que ameniza el conjunto. Artistas tan diferentes como Javier Banegas, Alejandro Carpintero, Juan Gallego, Ignacio Larra, Fausto Martín, Flavia Munárriz, Fernández Pinedo y Susana Ragel se dan cita en esta muestra y ofrecen cuadros de varios estilos y formas de entender el verano. De hecho, incluso hay una caja de luz (Imagina cuántas veces puede venderse una idea, Flavia Munárriz, que ilustra y abre esta crónica).
Por un lado vemos arroyos, cuartos de herramientas, casitas de verano, botellas, rostros, espuma de mar, trajes de época, juegos, fiestas y gritos; por otro: esperas, evocaciones, silencios, tranquilidad, esquinas, paisajes, matrículas de coches, árboles, rocas, flores... dialogando en la galería, donde se encuentran interconectados. Ingredientes frescos y vibrantes que hacen que la lectura de las obras sea rápida, suave y cálida.
El espectador podrá encontrarse unas obras que merece la pena ver, que armonizan y se imbrican en el conjunto, donde el aroma que se desprende del conjunto de las obras es lo que hace de esta exposición única, en este tiempo. Aprovechar la estación que estamos viviendo, donde el calor es asfixiante, el sol acompaña sin cesar y el aire brilla por su ausencia es una buena oportunidad para ver una exposición refrescante, variada,  que entra por los ojos y que llama la atención desde el primer minuto.


Exposiciones pasadas: Miradas cautivas. La obra de José Ramón Lozano.

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
Hasta el 20 de Julio se puede visitar la exposición “Esencias”, del artista José Ramón Lozano (Ceuta, 1983), en la galería BAT Alberto Cornejo. Es interesante advertir que ésta es la primera exposición individual que se hace del artista.
Lo primero que llama la atención al entrar en la galería es el tamaño de los cuadros y los rostros enormes que observan y gritan desde el fondo del lienzo. Si bien es cierto que también hay cuadros de mediano formato que recalcan la idea del pudor robado y la inocencia perdida, lo más notable son estas grandes obras.
En muchas de ellas podemos ver un rostro que se repite insistentemente, es el de una mujer que grita con su mirada, que se encuentra aislada en su propio mundo. Esta figura femenina es el retrato de su mujer que ha actuado como modelo de las series de sus grandes cuadros. En estas obras se juega con la dialéctica entre polos opuestos donde el artista ha sabido conciliar el silencio y el ruido, la vida y la muerte, el caos y el orden.
Estos rostros gigantescos ofrecen miradas cautivas, que apelan al espectador y le obligan a formar parte de la tensión interna que viven las obras. Los rostros lloran, gritan, nos muestran su dolor y nos sorprenden mirándolos sin que nosotros podamos hacer nada más que mirar la angustia, la ira y la rabia que se expresan en su carnalidad. Esto sucede al mismo tiempo que se nos  exige una respuesta. Respuesta que no puede llegar a darse plenamente, y, por tanto, convierte al espectador en un sujeto que observa y que es visto; pero que no puede actuar, obligándole a convertirse en cómplice del dolor. Los cuerpos desnudos, desnudan a su vez el alma del que mira, que impotente, asiste a un banquete de gritos quedos, de violencia contenida y desgarradora.
Lozano ha sabido encontrar ese punto que desasosiega y que se encuentra en el límite constantemente. Las técnicas pictóricas de trazos gruesos, de detalles íntimos y materia desplegada, potencian más aún la idea de esencia. Parece como si esa fragilidad que exhiben muchas de sus obras no fueran sino la esencia (o la huella) de un pasado remoto que una vez estuvo ahí y se quedó para anclarse en el fondo del cuadro. Un fondo donde la mirada suplicante, la belleza robada, los cuerpos expuestos y su fragilidad al desnudo, donde la violencia y la impotencia juegan un papel fundamental y definitorio de la obra expuesta de José Ramón Lozano.

Exposiciones pasadas: El paisaje onírico de Irene López de Castro

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
Durante este julio, en la Galería Antonio de Suñer nos encontramos con la exposición “De Benarés a Tombuctú” que ofrece obras de Irene de Castro (Madrid, 1967). La artista ha realizado un viaje a África y otro a India en donde se ha encontrado con realidades diferentes, pero al mismo tiempo, muy similares; realidades evocadoras, que han sido plasmadas en sus obras tal y como ella se las ha encontrado e imaginado.
En la muestra podemos observar distribuidas, en dos pisos, las obras. En la planta superior observamos las gentes, el ambiente, la luz de África. Nos encontramos con cuadernillos de viaje en donde ella toma unos interesantes apuntes que, posteriormente, reflejará en cuadros de gran formato que dan cuenta de la sinuosidad de las formas y la integridad del conjunto, donde nada queda al azar, donde todo forma parte de la misma percepción y de la misma naturaleza.
En la planta baja nos trasladamos con ella a la India, donde la luz evocadora, las suaves formas y los paisajes de ensueño forman parte de su interés artístico. El espectador se podrá adentrar en imágenes idílicas y oníricas de la India tal y como la artista, o cualquiera con una mirada apasionada, pueda observar.
Encontramos cuadros, donde los ocres, los azules y amarillos predominan, en un variado conjunto de mundos lejanos, exóticos, oníricos... donde se encuentran reunidas ciudades, puertos, calles exóticas que muestran el ambiente predominante, los bosquejos de una realidad transformada por la mirada de la artista, que conmueve, al mismo tiempo que transmite paz, serenidad, belleza, magia, plenitud y energía.
Además de cuadros, vemos también que la artista pinta sobre piedras, así como otros han hecho antes que ella, en las que utiliza (o no) la forma natural del soporte para imaginar y soñar esos paisajes observados y transformados por su ingenua mirada; la mirada de un niño que se descubre en y con el otro.


Exposiciones pasadas: 25 años en la galería Dionís Bennassar

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)

La madrileña galería Dionís Bennassar está de enhorabuena. Celebra el 25 aniversario de su fundación ofreciendo una gran exposición de mil de sus más de dos mil obras. Durante diez meses, desde marzo de 2013, esas obras van rotando, cambiando y ocupando todos los espacios disponibles de la galería: paredes, despachos, almacenes, armarios... no hay un hueco libre.


Los galeristas ofrecen esta oportunidad para mostrar sus fondos y ofrecerlos al público, con la idea de fomentar el arte y transformar la galería en un espacio de discusión y de arte propiamente dicho. Por ello ¿qué se encontrará el espectador? Un espacio que se mueve, que nunca es el mismo, que intenta abarcar todas las artes, incluyendo aquellas que se realizan en labores de oro o plata, etc. La galería abre sus puertas  y pretende expandir la idea de galería de arte, ampliando sus fronteras.

Bajo esta premisa, encontramos una gran actividad y obras de todo tipo. Muchas de las cuales están adquiridas desde su fundación, otras provienen de tiempos más cercanos. Por esta razón,  hay artistas exponiendo de todas las edades, de toda condición: algunos consagrados como Lucio Muñoz, Andreas Strobel o Mompó, junto a otros menos conocidos.
La muestra abarca pintura, escultura, dibujo, e incluso espectáculo y danza, donde el humor será un factor determinante. Por ejemplo, a tenor de este humor, se podrá encontrar  (y adquirir) “el cuadro más pequeño del mundo”, que dentro de poco se convertirá en una serie. Si es seriado, ¿seguirá siendo el cuadro más pequeño del mundo?, ¿o perderá su sentido?
La comicidad inundará la exposición, especialmente cuando comiencen los espectáculos exclusivos, donde se pretende acercar el público al arte, desde todas sus perspectivas.
La forma de concebir el espacio consigue que durante diez meses el espectador pueda disfrutar de una galería completamente distinta cada vez. Podrá adquirir piezas o, sencillamente, pasear por entre sus recovecos.

Exposiciones pasadas: La transparencia lírica. María Aranguren.

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
Hasta el 1 de junio, se puede visitar la exposición titulada “Transparente” de María Aranguren (Madrid, 1961) en la madrileña galería Astarté. A este respecto la propia artista, mientras trabajaba, apuntaba lo que su propia obra le sugería: “Decia María Zambrano que “la pintura es un lugar privilegiado donde detener la mirada”. Para mí, un lugar de poesía. Cada vez es mayor la certeza de que me muevo ahí cuando pinto”.
Es en estos términos cómo tenemos que asomarnos y disfrutar de la exposición. No vamos a ver pintura, vamos a leer poesía. El arte como poesía, la poesía de los policarbonatos. Es, en efecto, este material sobre el cual despliega y apuntala todo este lenguaje lírico. Al igual que la poesía se lee, las obras de Aranguren se leen. Los policarbonatos, plásticos y metacrilatos,  son renglones rectos donde los versos del arte pictórico subsumen al espectador en un recital, donde el espectador encontrará el alma de los versos. Donde la expresión deja paso a la mirada. Esta mirada se paraliza frente a la obra y descubre este juego dialéctico de lenguajes.
El uso de estos nuevos materiales acentúa la bidimensionalidad del conjunto. No obstante, tanto la pintura contenida en ellos, como las palabras incrustadas y el juego de opacidades y transparencias, dejan ver la amplitud espacial de la tercera dimensión.  Así como las palabras poéticas atraviesan al lector/auditor e impresionan su alma; los policarbonatos se despliegan en las tres dimensiones invitando al espectador a acercarse y ser marcado por ellos. Como dice Ricard Silvestre, a propósito de la exposición: “Por esto, a pesar de que el soporte mantiene, despierta, dirige o señala el rigor, la pintura se cuela entre los planos transparentes de la rigidez”.
La pintura y las palabras, juegan con la plasticidad de las obras presentes en la exposición. Destruyen la aparente planitud, el orden y el equilibrio con tonos luminosos. La transparencia ilumina la exposición, la palabra se deja iluminar por la pintura.

Exposiciones pasadas: Donde lo matemático y lo orgánico se une. Luis Canelo


(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
“Ah, es la generosidad en su eterna existencia; es tu espacio con su propio potencial evolutivo, atmósfera táctil como el aliento del gran animal-organismo que quizá sea el Mundo” (Pureza Canelo. Catálogo sobre Luis Canelo).
Luis Canelo (Cáceres, 1942), realiza una exposición temporal en la Galería Álvaro Alcázar en Madrid visitable hasta el día 30 del presente mes. Canelo es un “autor presocrático”, como lo definió  el crítico de arte Fernando Castro.
Fiel a su pintura y a su trayectoria, realiza una conciliación entre la organicidad y lo matemático. Su obra se inscribe dentro de este diálogo, de este paso desde la vida a lo mineral, desde lo maleable a lo rígido. Esto se hace bien patente en la organización de la propia exposición, donde el espectador puede observar este tránsito y ser él también mismo interpelado por este orden. 
Canelo, catedrático de Filosofía, interesado por los filósofos presocráticos, plantea esta cuestión que se debate a lo largo de toda su trayectoria artística.  Donde todas sus obras contienen esta ambivalencia y juego entre los opuestos vida-muerte, movimiento-estatismo, ligereza-rigidez. Cada obra puede leerse como individual, pero, observadas en conjunto, se observa que cada una de ellas se imbrica y se entiende en las demás, donde este juego de los opuestos ejerce un papel fundamental y definitorio en su obra.
Para expresar la organicidad recurre a formas circulares, ovaladas, ameboides, que recuerdan constantemente a la vida;  los tonos verdosos, cálidos potencian, si cabe, esta cualidad. Para las formas minerales utiliza colores grisáceos, ocres, rojos ferruginosos,... que cubren parte de sus lienzos. Estas formas, que separó, en su obra se encuentran unidas. Las piedras parecen vivir, la vida se inclina a lo estático.
El espectador puede recrearse en la muestra de cuadros de mediano y gran formato que se exponen en la galería, donde esa tensión interna que mueve al artista a crear, pueda ser interiorizada por aquel que visita el espacio expositivo. A pesar de este formato, Canelo, se dirige minuciosa y microscópicamente al cuadro, para encontrar esta dialéctica. 
¿Qué se puede encontrar en la muestra? El visitante encontrará amebas observadas al microscopio, orografías, minerales cortados ortogonalmente, bidimensionalidad rota por la tridimensionalidad (sugerida por convergencia de líneas), trapecios que amplifican la pantalla y la transforman en un escenario donde la filosofía, la matemática, la geología, la biología, el arte... tienen cabida. El artista sabe conjugar estos elementos para que cualquier tipo de espectador, que no recorra la sala de forma superficial, encuentre acomodo en esta lucha por la vida, donde lo matemático y lo orgánico se une y forman un todo.

Exposiciones pasadas: La mirada silenciosa de Ayesha Jatoi

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
“La pintura miniaturista es como la meditación. Necesitas estar totalmente concentrado, y a medida que te vuelcas en la pintura, tiendes a silenciar todo a tu alrededor”.
Así abre la exposición “More Silence”, de Ayesha Jatoi (Pakistán) en la Galería Sabrina Amrani de Madrid, que será visitable hasta el día 23 de Abril. Jatoi se considera a sí misma una artista abstracta minimal, la muestra que ofrece es una buena prueba de ello, consigue con poco expresar mucho, con silencio acallar el ruido interior que lleva el espectador a la galería.
Es una exposición cimentada sobre las bases del silencio. Con un único vinilo que recorre toda la galería se puede apreciar cómo el espectador se encuentra de bruces con una obra silenciosa, que, interpela al espectador para que tome un descanso de su vida, o, mejor aún, para que se mire en el espejo que le ofrece la artista e incorpore su visión a la propia vida, que la haga suya y acalle su ruido mundano.
Dando un paseo superficial por la galería podremos observar un único vinilo que se extiende por toda ella, unas sencillas fotografías al fondo y unos dibujos en grafito, que parecen no tener relación con el resto.
Sin embargo, una mirada más profunda y atenta da cuenta de que es una única obra la que se encuentra (re) presentada: aquellos dibujos hablan del silencio, narran escenas, son cuadros escritos, escenas e historias que, en principio, pertenecen al lenguaje pictórico y a sus formas de expresión y se trasforman en historias contadas. La pura mirada no sirve, se ha de mirar más allá, imaginarse a lady, a Krhisna, representarlos mentalmente, incluirlos en la mirada silenciosa que escruta y profundiza en su obra. Esta mirada silenciosa se combina con las calladas esquinas, que hablan desde el fondo fotográfico de la sala. Esquinas atravesadas por la luz y la sombra, rotas por su propia composición, mudas, pero a la vez, ruidosas. El vinilo refuerza la idea de la artista de que el texto forma la gran parte de su trabajo, habla sin voz.
La exposición está abierta a cualquier tipo de espectador que esté dispuesto a hacer frente a la imagen especular de sí mismo, que quiera encontrar un espacio silencioso en medio de la ajetreada ciudad de Madrid.

Exposiciones pasadas: Traspasando la frontera

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
La galería de arte Distrito 4 expone la colección “Extranjero”, que se puede visitar hasta el  1 de marzo. En la muestra podemos observar la obra de cuatro artistas latinoamericanos: Carolina Antich (Argentina, 1970), Ángela Detanico (Brasil, 1974), Rafael Lain (Brasil, 1973) y Carlos Motta (Colombia, 1978), que utilizan distintas técnicas, soportes y formatos. Así podemos ver pinturas, esculturas y fotografías, lo que hace de ésta una exposición rica en matices y heterogénea. Sin embargo y, a pesar de que los autores utilizan diversas técnicas, la temática de todas las obras es  similar.
Son obras que hablan de la frontera, del límite, del extranjero que los traspasa y no es de un lugar ni del otro, es un errante. Un tipo que viene de la lejanía y se funde en la cercanía, que pasa, recorre y camina, y no encuentra descanso, ni lugar donde reposar, que camina vagabundo y se encuentra consigo mismo y con aquel que lo quiera encontrar, por el camino.
Las pinturas de C. Antich, muestran la fragilidad y el desarraigo de la sociedad de unas figuras solitarias, tristes, sencillas, cabizbajas y necesitadas de cariño que no encuentran su lugar en el mundo. Personajes perdidos, monótonos y singulares que muestran los lazos desatados de este desamparo. Sus esculturas dialogan con el espectador en estos mismos términos, figuras que necesitan ser rescatadas, son frágiles, están dañadas con fisuras que piden auxilio desde su base de porcelana.
Por otra parte, en cada sala encontramos fotografías que hablan de este mismo problema. Carlos Motta habla de Dios y de cómo la Iglesia debe estar al servicio de los más necesitados, aquellos más desvalidos y necesitados de socorro. Sus obras llaman la atención sobre este hecho y nos invitan a tomar conciencia de estas necesidades, que, tantas veces, desde nuestra mirada, nos olvidamos. Es necesario romper las cadenas, traspasar la frontera, buscar al extranjero.
Ángela Detanico y Rafael Lain juegan con la ambivalencia de los opuestos. Alto-bajo, recto-curvo, cerca-lejos. Figuras contrapuestas, ajenas, extranjeras las unas de las otras. Términos opuestos que, separados, hablan de distanciamiento y separación. Sin embargo, los artistas, los mantienen muy unidos, no se pueden entender los unos sin los otros. Opuestos que generan tensión en su unidad. Si están unidos, ¿son realmente opuestos? Parece que la frontera se ha traspasado, los extranjeros se han encontrado

Exposiciones pasadas: Papel, el papel… Luz González.

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
“Papel, el papel…”. Así se titula el tríptico de la exposición de la salmantina Luz González, que podemos visitar desde el 24 de enero al 2 de marzo en la galería madrileña de Ángeles Penche. Las tres salas de la exposición ofrecen un buen muestrario de las obras que esta artista realiza sobre el papel. El papel como soporte principal, que sostiene la rica materia que González añade y da consistencia a la obra.
La crítica Carmen Pallarés afirma: “Luz González y el papel disfrutan desde hace años de una relación cómplice”. Este hecho se hace bien patente cuando el espectador observa los cuadros. Cuadros cuyo soporte es frágil, pero su materia densa. Que le dan cierta tensión ligereza-pesadez que hace de estas obras interesantes y cómplices. Juega con materiales diversos, mixtos. Ya sean metales, cartones, papel,... collages serenos o fieros donde se unen estos elementos y se hablan entre sí con expresividad natural y diálogos nada forzados.
Obras llenas de contrastes donde el metal juega un papel muy importante. Parece que hiere, daña, maquiniza la obra.  Como continúa la crítica de arte Pallarés, “el misterio del arte da en las obras de esta pintora resultados que participan una a una de las categorías de la hondura y brillantez”. Hondura por las capas matéricas y brillantez por el uso de metales. Hondura por la profundidad con que escarba la obra en el interior del espectador, brillantez por cómo le hace participar de ellas. Pintura, escultura, collage, son obras que se puede encontrar el espectador en esta exposición.
La artista ha obtenido numerosos galardones como el premio Santiago de Santiago (Salón de Otoño) de Madrid, primer premio de Pintores Europeos (Villabone) de París o el premio Punto de las Artes. Ha expuesto en Estados Unidos, Colombia, Francia, Croacia, Eslovenia, Italia y España

Exposiciones pasadas: El ángel sin alas quiere volar. “Feito. Pinturas de 1957 a 1962”

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
“Una superficie que quiero; que hago. Ella crece y yo la encuentro. La golpeo, la rompo, la destrozo. Me araño, Otras veces la acaricio. A veces surge la luz, la esperanza; otras, nada. Choco contra su piedra virgen. Pura. Se hace el espacio. Salta. Le arranco su silencio. Retuerzo su misterio. Y nace”. Frases de amor y de odio, de libertad y de esclavitud, de dominio, de dominación, de dominado, de parte de un artista a su obra. Así habla Luis Feito (Madrid, 1929) de su trayectoria, de su vida. La madrileña Galería Fernández-Braso expone desde el 10 de enero hasta el 2 de marzo una exposición que recoge un total de 22 obras de este poeta pictórico titulada “Feito. Pinturas de 1957 a 1962”, donde recoge buena parte de los diálogos internos con sus piezas. 
En la muestra vamos a ver obras donde el artista juega, pelea, acaricia, con el óleo y la arena, sobre el lienzo, la tabla o el papel; en obras de mayor o menor formato, donde predomina el tamaño medio.
Para expresar sus inquietudes y tensiones internas utiliza tonos ocres, rojos, blancos, terrosos, en una conjunción armónica desarmonizada, tranquila fiereza, belleza ruda, que exhorta a dejarse invadir por su obra, que muestra estas tensiones externalizadas. Obras que superan el soporte, que te invitan a guardar las distancias al tiempo que te piden que las toques. Deseo irrefrenable, irrealizable.
Muchas de las obras permanecen a la espera de que alguien las socorra y las saque de su silencio amortiguado por los gritos agrietados de su factura pesada. Piden ayuda, muestran su dolencia y las heridas de la violencia ejercida sobre ellas. Ángeles atribulados que quieren volar, que quieren desplegar las alas, al tiempo que tienden la mano y piden socorro. Obras que invitan al espectador pasivo a que se vuelva activo, lo atrapan y lo golpean, lo arañan, lo llenan de tensión… Pero también de esperanza. Esas creaciones parlantes que se agitan en su angustia tienen luz, una luz pictórica que ilumina todo su ser, que hablan de la esperanza, de la ilusión, o, en palabras de su creador, "de nada". El ángel caído despliega sus alas. El espectador, cuando entra en la exposición se enfrenta a estos dardos, a esta tensión, contradicción, dialéctica del sufrimiento y de redención, la galería se transforma en el campo de batalla donde los gladiadores gritan: "¡Ave César!", donde el guerrero permanece atento y expectante a la espera de una muerte o victoria próximas. Esperanza en la angustia, o quizá, nada. Cordilleras matéricas coronadas de oscuridad, puro visibilisimo, campos desolados y agrietados, miedo, violencia,  artificio,... Es lo que se encontrará el espectador hasta el día 2 de marzo en la galería Fernández-Braso

Exposiciones pasadas: Invitación a internarnos en el espejo de la realidad de Paloma Peláez

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
Hasta el 2 de febrero se expone en la Galería Magda Bellotti (Madrid), la exposición dedicada a la obra de Paloma Peláez (Zamora, 1958), titulada “A través del Espejo. La sensualidad emancipada”.
La colección, distribuida en los dos niveles de la galería, nos lleva a internarnos en el espejo de la realidad de Peláez, que no es sino un espejo de su propia época, el hoy. La artista utiliza dos tipos de soporte principales: el lienzo y el espejo, donde, con pintura esencialmente al óleo intenta representarnos esta realidad especular. Sus obras hablan de épocas pasadas que se actualizan en la medida en que los espejos traen ese pasado al presente. En la medida en que el espectador contemporáneo viaja al pasado contemplando obras que se hablan entre sí, que se reflejan y mantienen, en una dialéctica común, el mensaje transmitido por la sensualidad femenina.
Las obras que pinta sobre espejos suelen dejar un espacio donde se evidencia el soporte al que se puede acercar el espectador. Estos mínimos espacios abiertos dejan ver esta sensualidad emancipada que da lugar al título de la exposición. Una sensualidad que, para ser observada en sus más mínimos detalles, invitan al espectador a observar la obra con la mirada voyerista del sujeto de la antropología de la contemplación. Contemplar sin ser visto. Salvo que al utilizar los reflejos de los espejos, esa contemplación no inocente, se torna en un contemplar y ser contemplado, impelen al diálogo. La figura sensual femenina te devuelve la mirada y te desnuda interiormente como ella lo está exteriormente. Te invita a participar de su simplicidad y libertad sensual.
Los cuadros sobre lienzos son de otra naturaleza distinta. A través de la posibilidad de contemplar un interior francés o un interior holandés, se nos permite viajar en el espacio, trasladarnos en el lugar. Esto es, la exposición nos permite no sólo un viaje al interior de nuestro propio yo, de nuestra propia subjetividad mediada por la mirada sensual de la mujer representada, sino que además nos permite la ubicuidad.  Viajar en el lugar, cambiarnos de lugar, mirar y ser contemplados en el espacio.
Para hacer este recorrido aún más personal, una de las obras incluso pregunta: “¿Qué tal?”. Una sencilla pregunta que encierra una respuesta complicada, ¿cómo es posible hablar con la obra?, ¿te responderá?

Exposiciones pasadas: Anish Kapoor dialoga con la luz y la oscuridad.

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
La Caja Negra, de Madrid, presenta la exposición “Shadows”, dedicada a los últimos trabajos del artista Anish Kapoor (Bombay, La India, 1954), hasta el próximo 12 de enero. Es una exposición sin grandes pretensiones formales: los cuadros que se exponen no llevan a su lado cartelas con su nombre. Son cuadros anónimos que forman parte de una serie que da nombre a la exposición. Además, son cuadros muy similares entre sí, en apariencia, puesto que todos son de un tamaño similar (medio formato), todos son aguatintas y se muestran en orden no jerárquico, con lo que no hay ninguno que sobresalga en importancia del resto, como si de un ejército de color se tratara.
¿Con qué elementos juega el artista? Para dar más énfasis a la homogeneidad de su colección, el artista repite los mismos elementos en todos los cuadros. A saber, en cada cual predomina un color: ya sea el verde, el naranja, el azul, el violeta, etc., que se va degradando conforme se acerca a los límites de la obra, hasta acabar oscureciéndose por completo; en la mayoría de las piezas se ha dejado una parte sin pintar, por lo que se muestra prácticamente el color original del soporte, ofreciendo una sensación de vacío. ¿Qué quiere representar? Esa ausencia de color, que muestra un blanco intenso, quiere representar la luz que ilumina la obra; el color en proceso de degradación hasta oscurecerse, muestra cómo el poder de esa luz comprende un espacio determinado limitado. Este diálogo entre la luz y la oscuridad, nos habla de la sombra, que es el tema central de la exposición.  Si todo fuera blanco o negro no existiría el gris. En este caso, la simple sutileza de lo  gris son las sombras. 
El término medio, lo gris, el mensaje, es importante para el artista puesto que intenta comunicarse con el espectador, que es realmente el que le da importancia a la obra. De hecho, los cuadros están protegidos por cristal que reflejan en cada momento al visitante.  El cuadro se muestra a sí mismo y muestra en sí mismo al espectador que lo contempla. Es la luz del cuadro la que permite ver al espectador. Si nos situamos cerca podremos reconocer nuestra silueta, nuestro contorno; a medida que nos alejamos, sufrimos la misma degradación que se nos muestra en la obra, hasta, finalmente desaparecer y no ser más que una sombra. La luz ha desaparecido para dar paso a la oscuridad, donde la sombra del espectador se vuelve para observar otra pieza. Esta doble dialéctica, este metadiálogo, es particularmente interesante en esta exposición debido a la sencillez en torno a la cual está articulada

Exposiciones pasadas: El dinamismo del mar en Eduardo Sanz

(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)
“Cuando me acuesto me digo: sueña en color. Ya despierto me digo: caligrafía ideas y sé un honrado artesano, ya que la calidad y el resultado final es producto del talento”. Así abre la exposición de Eduardo Sanz (Santander, 1928), titulada “Mar a la Vista: 1943-2012”, que se expone hasta el 5 de enero en la Galería de Arte Fernández-Braso. Efectivamente, como dice este artista octogenario, es un honrado artesano que, a través del esfuerzo y la obsesión temática, ha ido forjando su obra transformándolo en arte. Básicamente lo que nos vamos a encontrar es el trabajo de un hombre apasionado por el mar. El segundo cuadro que se expone (Bajamar, 1943), pintado cuando apenas contaba quince años, ya indica las preferencias, preocupaciones e intereses de su autor: el mar (todavía calmo), los barcos que lo transitan, la línea del horizonte y las montañas. Este cuadro reúne muchos de los elementos que desdoblará en el resto de sus obras, tanto pictóricas como escultóricas.
Debido a que Sanz es, aún a día de hoy, un artista en activo, tiene una vastísima obra que abraza varias vanguardias artísticas: el informalismo, el expresionismo, el conceptualismo, el pop, el hiperrealismo o la abstracción. La muestra ha sabido elegir en las 25 obras que se exponen una buena muestra representativa de estos intereses formales del autor. No es de extrañar, por tanto, que los materiales, soportes y técnicas que vamos a ver sean muy variados. Esta investigación formal da frescor y vivacidad a la exposición, que, por otro lado, son también características del mar.
Otro de los aspectos interesantes del autor es que así como el mar es dinámico, su forma de enfrentarse a él también lo es. No hay dos mares iguales en la obra del autor. Ya sea porque el color que utiliza para pintarlo es distinto (encontramos mares completa o parcialmente verdes, azules, grises, amarillos, marrones), ya sea porque a veces el mar está intranquilo, furioso o calmado; ya sea porque aparece sólo o acompañado (de barcos, montañas, rocas, faros). Cada mar es único. Una de las señas de identidad que diferencia al artista es que, si nos fijamos, la línea del horizonte la eleva muchísimo, si no eliminándola, para que el verdadero protagonista se vea en su total esplendor; también sus cuadros están, mayoritariamente, en formato vertical. Esto hace que nuestra mirada se distorsione, de alguna manera, y tenga que acostumbrarse a este nuevo formato lejano a las típicas marinas.
Curiosamente se ha incluido en la exposición, una serie de cuadros llamada Cachón con patatas (2012), donde el protagonista deja de ser el mar, aunque permanece presente, y se centra la atención en los cachones que lo transitan.
Ahora bien, a parte de las pinturas también podemos encontrar obra escultórica. Es lo primero con lo que se va a encontrar el visitante, no obstante son las piezas 23, 24 y 25 de la exposición, las últimas. Hemos visto el mar y sus habitantes, pero no hemos visto cómo el hombre puede acceder al mar, cómo puede transitarlo, sentirlo en su furia o en su tranquilidad. Los elementos que permiten conectar al hombre con el mar son los barcos. La muestra ofrece tres esculturas de barcos (La FarallonaRozacordeles y Jorge Negrete) que en su factura pesada se contraponen a la ligereza del mar.

Exposiciones pasadas: Etienne Krahënbühl nos invita a tocar y manipular sus obras


(Exposiciones pasadas recoge mi colaboración realizada para la web de www.artedegaleria.com en 2012-2013)

El artista Etienne Krahënbühl (Vevey, Suiza, 1953) nos quiere llevar al campo de juego donde se encuentran sus esculturas para que entremos en contacto lúdico, nosotros también, con ellas. La exposición “Tocar, no tocar. Esculturas de Etienne Krahënbühl” nos invita a qué participemos, hasta el 31 de enero. El visitante de la galería Joan Gaspar de Madrid ha de jugar con lo que ve para poder comprender la obra del artista a través de sus manifestaciones particulares. 
A diferencia de muchas exposiciones en las que todos los elementos están sumamente controlados, su disposición está milimetrada, con sus correspondientes carteles amenazantes como “No Tocar”; esta muestra nos invita justamente a lo contrario, a manipular, a cambiar de sitio, a cambiar la posición de las obras. Esta particularidad nos ofrece  una experiencia íntima con unas esculturas que se mueven en el ámbito de la absoluta libertad, donde la experiencia con el espectador se hace más palmaria y real. Las obras dialogan con el visitante, le llaman a acariciarlas, a soplarlas, a empujarlas, a peinarlas y a despeinarlas y un largo etcétera;  y ellas, no sólo responden favorablemente, sino que vuelven al que interactúa con ellas pidiendo más, quieren hablar, quieren establecer una relación, son obras sociales. Este diálogo de acercamiento es particularmente estimulante para aquel que está acostumbrado a que la comunicación con el objeto artístico sea meramente intelectual o visual. El mero hecho de palparlas acerca la comunicación, algunas se mueven y se agitan, otras también emiten sonidos metálicos, otras trasmiten calor, algunas son suaves, otras rugosas, pero todas ofrecen una réplica al visitante. Todos estos elementos se pierden si no se habla con ellas a través del tacto. Tocar o no tocar, he ahí la cuestión. Son creaciones que no se entienden sin este diálogo, es necesario tocar para activarlas y ponerlas en movimiento, para que ellas se comuniquen entre sí y con el visitante.
Como se puede inferir por el contexto en que nos movemos el artista utiliza una dualidad de los opuestos en la muestra. No se centra en uno u otro sino en la relación, como proceso, que las une. No se centra en lo rudo o en lo elegante, sino en la relación entre ambas, que es lo que permite la interacción. Asimismo no se centra en la obra o en el espectador, sino en el proceso comunicativo, en el mensaje comunicado.  
Por otra parte, Krahënbühl trabaja materiales rudos como hierro patinado, acero oxidado, metralla,  caucho, que combina con plumas, plástico, filamentos compuestos por un tipo de aleación de níquel y titanio (Ni-Ti) para reflexionar acerca de la belleza en la rudeza y  sobre si es posible crear movimiento a través de lo aparentemente inmóvil, de si es posible crear ligereza a través de  la dureza en consonancia con lo ligero y elegante. Esta dialéctica interna de sus obras no es ajena al visitante, que, en cierto modo, puede proyectar sus propias contradicciones en las piezas. Encontramos, pues, dos formas de comunicación, que se invita a buscar a aquel que visite la muestra: una interna en la obra y otra externa entre la obra y el espectador. 

El título del blog hace alusión a la difusión, visionado y amor por las imágenes. Reflexionaremos sobre las imágenes, sobre películas, sobre el género (audio)visual en general.
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